El fotógrafo y escritor Ezio Gavazzeni pasó dos años recopilando testimonios y documentos para demostrar que, lo que se conoce como una leyenda urbana, fue algo real entre 1992 y 1996.
La Fiscalía de Milán ha abierto una investigación esta semana sobre presuntos "turistas de guerra" italianos que habrían participado en macabras cacerías humanas durante el asedio de Sarajevo, en Bosnia y Herzegovina.
En una noticia que ha generado impacto mundial, el fiscal italiano Alessandro Gobbis sigue la pista de varios sospechosos por homicidio voluntario múltiple con agravantes de crueldad y motivos abyectos, un delito que no prescribe en la legislación de ese país.
Preliminarmente, serían individuos del norte de Italia, en concreto, Piamonte, Triveneto y Lombardía, quienes habrían pagado entre 80.000 y 100.000 euros actuales para ejercer de francotiradores “por diversión” en la ciudad bosnia.
Los hechos habrían tenido lugar durante el periodo más sanguinario de la guerra de los Balcanes (1992 y 1996), periodo en que más de 11.500 personas murieron a manos de bombardeos y francotiradores.
El caso detonó tras una denuncia del fotógrafo y escritor Ezio Gavazzeni, especialista en temas de mafia y terrorismo, quien durante dos años investigó lo que hasta ahora se consideraba una leyenda urbana. Sus documentos y testimonios demostrarían su veracidad.
"Aunque la investigación vaya mal, aunque en el peor de los casos los italianos que participaron estén muertos, puedo afirmar que estos hechos ocurrieron", declaró a Agencia EFE. Según las descripciones, serían millonarios, apasionados por las armas y con vínculos a la extrema derecha de ese país.
“Espero que se identifique a dos o tres personas con vida”, añadió el escritor, quien reconoció que los supuestos participantes hoy tendrían entre 65 y 82 años. "Estadísticamente, al menos un tercio ha muerto", admitió.
La investigación de Gavazzeni coincide con las declaraciones de John Jordan, un bombero estadounidense que trabajó como voluntario en Sarajevo durante el conflicto y que declaró ante el Tribunal Penal Internacional que vio "en más de una ocasión" la presencia de extranjeros.
"Cuando veías a alguien con un arma que parecía más apropiada para la caza de jabalíes en la Selva Negra que para el combate urbano en los Balcanes, y cuando se notaba que se movían con torpeza entre los escombros, era obvio", declaró en la corte.
Los testimonios recogidos por el denunciante incluyen descripciones de cómo se organizaban los traslados en caravanas, que supuestamente fueron apoyadas por estructuras vinculadas con servicios de seguridad serbios y respaldo logístico de empresas yugoslavas.
De acuerdo con el medio europeo East Journal, que en julio informó la apertura del expediente, los viajes de los cazadores eran a cara descubierta y se presentaban como "misiones humanitaristas".
"Son todos pertenecientes al círculo de personas ricas y probablemente influyentes en sus comunidades. Tienen los recursos legales para protegerse de una eventual investigación, y también la influencia política para obstaculizarla", dice un testimonio recogido en la investigación.
De momento se conoce que el fiscal Gobbis encargó a los Carabinieri del ROS una serie de diligencias para corroborar la veracidad de los documentos presentados por Gavazzeni.
Una vez terminado el análisis de parte de las autoridades judiciales italianas, sostuvo el medio antes citado, el caso sería remitido a la justicia bosnia, en un proceso que, se estima, será largo y complejo.
Por último, señaló BBC Mundo, se dice que la Fiscalía y la policía italiana identificó a varios testigos, al mismo tiempo que intentan descubrir quiénes podrían estar involucrados.