Un joven de 22 años ingresó a los gritos al domicilio donde sus familiares, amigos y vecinos lo estaban velando a él y reveló un grave error.
"¡Estoy vivo, estoy vivo!". Esos fueron los gritos con los que un joven de 22 años irrumpió en su propio funeral en Villa Carmela, Argentina, y desató una confusión, alegría y caos entre los presentes.
Lo cierto es que este caso viral en redes sociales tiene una explicación y se debió en gran parte a un grave error de identificación por parte de la policía local, como recogieron los medios trasandinos TN o Infobae.
El origen de la historia se remonta al 18 de septiembre pasado, cuando un joven fue arrollado por un camión cerca de Puente Negro, en Alderetes.
La tragedia llegó a manos de Fiscalía, donde el persecutor Carlos Sale caratuló el caso como un homicidio culposo, aunque las pericias aportaban a la hipótesis de un presunto suicidio. Así, el cuerpo fue trasladado a la morgue para continuar las indagatorias.
Al día siguiente, hasta ese lugar llegó una mujer de Villa Carmela, quien dijo ser la madre del fallecido.
Tuvo, entonces, que reconocer el cuerpo. Su respuesta fue afirmativa: dijo que era él, basado en características físicas y, sobre todo, en la vestimenta.
En base a eso, la justicia entregó el cuerpo a ella y su familia, aunque sin cotejar su identidad con pruebas de ADN o huellas dactilares. Así, terminó el cuerpo en medio de un velorio.
¿Y qué pasó con el joven entonces? Según lo que él mismo declararía posteriormente, había estado consumiendo drogas en Alderetes, a varios kilómetros de su casa, y jamás se vio envuelto en un accidente.
Por su parte, la familia declaró que el hecho "fue un milagro y una pesadilla". El cuerpo velado fue devuelto y sigue sin ser identificado.