Un experto aconseja cómo enfrentar este tipo de situaciones infantiles para sacar lo mejor de cada niño.
En un contexto marcado por la incertidumbre laboral, el acceso ilimitado a información y un entorno social muchas veces atravesado por la inseguridad, los niños están enfrentando altos niveles de ansiedad, estrés y una baja tolerancia a la frustración. Frente a este escenario, la familia cobra un rol fundamental como espacio de contención emocional. Escucharlos sin juzgar, permitirles expresar sus emociones libremente y acompañar sus intereses personales, sin proyectar expectativas ajenas, son gestos esenciales para fortalecer su bienestar mental. La tarea de apoyar su desarrollo no puede recaer exclusivamente en la escuela: comienza, sobre todo, en el hogar.
“Cuando sea grande quiero explotar todo”, dice una niña en un video que el psicólogo José Antonio Le Fort, asesor del Centro de Desarrollo, Estudios e Incidencia de INACAP, utiliza para ejemplificar el error que cometemos los adultos frente a la difícil pregunta de ¿cómo guiar las pasiones infantiles sin caer en prejuicios prematuros?.
“No me parece que esta niña esté violentamente llamando a quemar o explotar lugares, la veo más bien entregando señales de sus intereses y talentos”, señala el profesional.
El experto llama a que, en vez de descalificar o corregir, los adultos practiquen el arte de preguntar. “Frente a una respuesta inesperada como la de esta niña, es fundamental decir: ¿Por qué? ¿Cuéntame más? Preguntar es una herramienta que hemos ido perdiendo, reemplazándola por juicios rápidos que no consideran la emoción o el pensamiento genuino del niño”, sostiene.
Para analizar situaciones como la de este video viral sin caer en estereotipos, el experto en habilidades del siglo XXI sugiere algunos caminos a seguir, tanto para las familias como para los colegios. En primer lugar, destaca la importancia de transformar las escuelas en espacios de exploración auténtica, especialmente durante los primeros años de formación. “Prekínder, kínder, así como también de primero a cuarto básico debieran ser años donde se fomente la curiosidad y el juego, no solo como una metodología, sino como una estrategia para descubrir potenciales talentos ocultos”, afirma Le Fort.
“No podemos olvidar que muchos oficios del futuro aún no existen, igual que hace diez años nadie imaginaba que ser youtuber o gamer profesional sería una carrera viable”, recuerda Le Fort. Por eso, insiste en que los colegios deben “abrir el mundo” no solo a sus estudiantes, sino también a las familias, especialmente en sectores donde el acceso a información y referentes es más limitado.