Pese a contar con evidencia como de huellas dactilares, la policía no logra identificarlos cuando se trata de migrantes ilegales de quienes no hay registro alguno en sus bases de datos. El ejemplo más reciente ocurrió con el sicario que participó en el homicidio del llamado Rey de Meiggs, cuyo nombre verdadero recién se conoció cuando ya estaba prófugo, tras ser liberado por error del sistema penal. ¿Qué se está haciendo para subsanar este problema? El reportaje de Alejandra González.