Son amores intensos y apasionados que se transformaron en momentos terribles de locura y muerte. Tres casos homicidios por parte de sujetos que cegados por los celos o la melancolía terminaron con la vida de quienes decían amar.
Miércoles 4 de febrero de 2015 | 09:41
Son amores intensos y apasionados que se transformaron en momentos terribles de locura y muerte. Tres casos homicidios por parte de sujetos que cegados por los celos o la melancolía terminaron con la vida de quienes decían amar.
María José Ortiz Salinas era una joven de 17 años que estaba terminando su carrera de modelaje. Era una mujer que quería sacar partido a su sonrisa y su belleza. Estaba enamorada de un hombre mayor y llevaba tres meses de un pololeo prohibido por su familia. El 28 de octubre de 2012, María José yacía grave y con un disparo en su cabeza a la altura de la sien. En su primera declaración, Roberto Álvarez pareja de la joven, aseguró que le había disparado. Pero en la segunda instancia dijo que había sido un accidente mientras jugaban con una pistola.
Jessica Laguna Maliqueo de 27 años es otra víctima por parte de un hombre juró amarla. Nadie escuchó nada. Un femicidio con múltiples heridas cortopunzantes propinadas por su esposo, José Sáez, quien dejó el cuchillo con sangre en el lavaplatos de la cocina y luego se suicidó colgándose con una cuerda. Había descubierto la infidelidad de su mujer.
Pamela Villanueva, una uniformada de Carabineros de 26 años falleció tras dos disparos propinados por su pareja y compañero de labore, Jonathan Gallegos de 31 años. Tras cumplir un año de matrimonio, él no aguantó los celos que le producía la pronta separación. Pamela ya no lo quería y la duda de una tercera persona lo habría instado a terminar con la vida de quien era el amor de su vida.
