La gran batalla que marcó la historia de Chile y que podrás ver en Inés del Alma Mía - Chilevisión
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La gran batalla que marcó la historia de Chile y que podrás ver en Inés del Alma Mía

El 11 de septiembre de 1541, Michimalonco atacó la recién fundada ciudad de Santiago con un amplio ejército de indígenas. Inés de Suárez fue clave en la defensa de la ciudadela, que de igual manera sufrió severos daños.

Viernes 10 de septiembre de 2021 | 16:46

Una de las batallas más importantes en la época de la conquista de Chile fue la que tuvo lugar el 11 de septiembre de 1541. Meses antes, el 12 de febrero, Inés de Suárez y Pedro de Valdivia fundaron la ciudad de Santiago de Nueva Extremadura, siendo este hito considerado como uno de los más importantes en el proceso de colonización español.

Por supuesto, al pueblo indígena de la zona no le pareció nada bien que unos extranjeros vinieran a ocupar sus territorios. El principal opositor de los españoles en aquel período fue el caudillo Michimalonco, quien asentado en el valle del Aconcagua en un principio recibió de buena gana a los foráneos, pero cuando entendió que no venían de paso sino a ocupar sus tierras, ofreció resistencia.

Michimalonco organizó a las tribus indígenas y formó un ejército que atacó la ciudadela de Santiago el 11 de septiembre de 1541. Durante los meses previos, los resistentes enviaron varias partidas de nativos para atacar la ciudad, lo que obligó a Pedro de Valdivia a ir en busca de ellos y no estar al momento del asedio. Más de diez mil hombres sitiaron la ciudad, mientras que los españoles contaban con 55 soldados y cinco mil guerreros yanaconas de reserva.

¡A continuación, spoilers!

El historiador Diego Barros Arana, en su Historia General de Chile (1884), da cuenta de los cruentos sucesos de aquel día, en los que Inés de Suárez tuvo una importante participación. “A la 4 de la mañana llegó la alerta, y las defensas se reagruparon en la Plaza de Armas. Cada uno en su puesto designado de combate, debía hacer frente a los casi 10 mil mapuches que asediaban la ciudad. Sólo 55 soldados y unos 5 mil indigenas yanaconas auxiliares custodiaban la ciudad”, escribe el autor.

“La empalizada era defendida por tan pocos hombres que no había espacio para el descanso. Pero la resistencia sostenida de los españoles permitió mantener sus cabezas. No así los prisioneros mapuches que tenía Inés de Suárez en su poder”, agrega.

“La amante de Pedro de Valdivia, quien había asumido el rol de atender a los heridos, emprendió un plan de escarmiento cuando ya había dos soldados españoles muertos y la mayoría estaba herido o extenuado, después de luchar casi todo el día con lanzas y sables. Cuando la derrota parecía inminente, Inés de Suarez ordenó decapitar a siete caciques que tenía en su poder, y que eran demandados por el ejército indígena. Ella misma tomó una espada de un guardia y decidió cortar la cabeza de Quilicanta, ante las protestas de algunos soldados que creían que la única manera de salvar sus vidas sería entregando a los rehenes. Ensimismada, emprendió rumbo a su propia casa donde mantenía retenido al resto y por su propia mano los decapitó”, detalla.

Inés de Suárez ordenó que las cabezas fueran empaladas en picas y exhibidas a los indigenas que sitiaban la ciudad. En efecto, este sanguinario hecho hizo que las tropas de Michimalonco huyeran en pavor y abandonaran el asedio. Pese que la ciudad había sido salvada, prácticamente todos los edificios y gran parte del ganado resultó incendiado.

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