Miguel Neira Catalán, funcionario de la Policía de Investigaciones, se encontraba comprando en un minimarket vestido de civil. Luego de interactuar por unos momentos con los dos auxiliares que atendían el lugar, tres hombres ingresaron al establecimiento apuntando con armas al funcionario de la PDI y los dos empleados.
Con extremada violencia hicieron que se acostaran en el suelo y pidieron a uno de las personas del local que les indicaran dónde se encontraba la bóveda con caja fuerte del negocio. El tercer delincuente se quedó custodiando que los rehénes no se movieran, mientras los otros dos vaciaban la caja. Luego de unos segundos, el funcionario logró distraer al sujeto y apuntarlo con su propia arma de servicio.
En una primera instancia vemos cómo el antisocial cae muerto producto de un disparo, pero al momento de la segunda y condena definitiva se puede observar que el funcionario disparó aún cuando el ladrón había levantado sus manos y con ello dejó de apuntar el arma.
Un último antecedente mostró que el arma que portaba el fallecido hombre era de fogueo, provocando que Miguel Neira Catalán fuera detenido y condenado en una primera instancia a 541 días de presidio. Medida que sus abogados pidieron quitar en la corte de apelaciones, dando ésta una segunda condena que terminó por absolver de todos los cargos al funcionario de la PDI.
Nuestros jurados debatieron acerca de qué condena debía cumplir el funcionario de la policía, pero finalmente, y considerando el factor de la "legítima defensa" especial que gozan quienes buscan hacer cumplir la ley, por 5 votos contra 3, Neira Catalán fue absuelto.
