Muchas veces hemos oído que en Chile más del 80% del agua que fluye por los ríos “se pierde” en el mar, lo cual es falso. El Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, CR2, de la Universidad de Chile explica que "el agua dulce que llega desde los ríos al mar no se pierde. De hecho, es parte del proceso natural conocido como el ciclo del agua. Esta descarga en el océano es sumamente importante, porque contribuye con nutrientes y la preservación de la biodiversidad costera, conserva la geografía de estuarios y fiordos, y mantiene el normal funcionamiento de los ecosistemas a través de la circulación de agua salobre y marina".
Para mayor abundamiento sostiene que "debido a que la surgencia costera, fenómeno que aporta una gran cantidad de nutrientes en el verano y que disminuye en la temporada invernal, la descarga de agua dulce se torna esencial en esta época del año para preservar la biodiversidad y los recursos biológicos de la costa”.
Obviamente los seres humanos necesitamos del agua que fluye por los ríos y otras fuentes para nuestra subsistencia. El tema es aprender a coexistir, por lo tanto, “si se desea extraer el agua de los ríos que desembocan en el mar para uso humano, se debe asumir una mirada integral, donde se tomen en cuenta tanto las necesidades sociales como naturales. Esto se logra estableciendo un "caudal ecológico", lo que apunta a mantener una cantidad suficiente de agua en los caudales para el correcto funcionamiento de los ecosistemas, la preservación de los recursos biológicos y la biodiversidad, el aporte suficiente de nutrientes, la dilución de contaminantes, la disminución de los impactos causados por los eventos extremos y la preservación del paisaje”, apuntan desde el CR2.
Por Alejandro Sepúlveda Jara
