Revelan extrañas conductas de "religiosa" que escondió cadáver en Ñuñoa: Aseguran que su hija "está horrorizada"

Tras la muerte de Erika Fernández, Lorenza Ramírez se habría dedicado a recoger cosas por el barrio donde vivía en un carrito con ruedas, mientras que su hija llegó al país para cuidar de ella por sospechas de demencia senil.

Jueves 11 de abril de 2024 | 01:00

Este jueves se revelaron nuevos detalles respecto del estado de salud de la "religiosa" Lorenza Ramírez y las extrañas conductas que mantenía antes de dejar el cuerpo en estado esqueletizado de Erika Fernández en plena vía pública de Ñuñoa.

Al respecto, las mujeres no sólo habrían pactado cuidarse mutuamente hasta el último de sus días sin denunciar en caso de fallecimiento, sino que también habrían acordado no ir al médico si enfermaban, debido a que iban a dejar su salud en manos de Dios.

El extraño comportamiento de Lorenza Ramírez

Según reveló LUN, Ramírez tenía dos hijas, ambas religiosas y una de ellas, identificada como Pamela, habría llegado al país hace tres semanas para cuidar de su madre, debido a sus sospechas de que podría padecer de demencia senil.

"Está horrorizada. Ella llegó hace tres semanas porque presumía que su mamá está con demencia senil. Nosotros cuando conversamos con ella la vimos lúcida, aunque por momentos se mostró confundida, pero en general estaba contenta, dijo que éramos sus amigos y nos echó hartas bendiciones", señaló el subprefecto Juan Luis Fonseca de la Brigada de Homicidios de la PDI.

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En esa misma línea, agregó: "Puede ser que su demencia senil haya avanzado con rapidez", debido a que en el marco de la investigación se contactaron con un hermano de la fallecida, quien señaló que hace seis meses, Lorenza le indicó que había viajado hasta Italia al convento donde está su hija.

Se presume que Fernández padecía de cáncer de ovarios, mientras que Ramírez la fue a cuidar a su domicilio. Sin embargo, tras el deceso continuó con su vida y recorría el barrio en el que vivía con un carrito con ruedas.

"Decía que su nombre era hermana María Esperanza y recogía cosas para un hogar que apoyaba", señaló finalmente una vecina de Ramírez, siendo esta la razón por la cual los vecinos no sospecharon de su actuar cuando salió de su residencia con la maleta para dejar el cuerpo de Fernández en la vía pública.