El llamado de Arctic Monkeys a ser escuchados

El concierto de cierre de Lollapalooza 2019 es una nueva muestra de que la banda está evolucionando para desprenderse de los valores por los que eran conocidos, y que su búsqueda apunta hacia los nuevos sonidos que la hagan trascender más allá del estallido de las bandas indie rock de mediados de los 2000.

Lunes 1 de abril de 2019 | 12:36

Fueron el show principal de la tercera jornada de Lollapalooza 2019, que contó con una variada presencia de números fuertes en ese mismo horario, como Sam Smith, St. Vincent y Macklemore pero, aun así, 45 minutos antes el VTR Stage se empezó a llenar de asistentes que estuvieron cantando "Nunca me faltes" de Antonio Ríos para matar la espera.

Y exactamente a las 21.45, una introducción con luces rojas y parpadeantes y sonidos que emulaban una especie de cuenta regresiva tétrica dio paso a los primeros acordes de "Do I Wanna Know", mientras en el escenario aparecían los cuatro integrantes de la banda vestidos con los trajes característicos de su nueva estética crooner.

La tercera visita a Chile de Arctic Monkeys estuvo precedida por toda la polémica que generó entre sus seguidores el lanzamiento de su último disco, Tranquility Base Hotel & Casino (2018), y que marcó un giro con respecto a sus trabajos anteriores debido al giro hacia un sonido más sofisticado y calmado, con menor intensidad en baterías y guitarras.

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Fotografía por Sergio García Pardo / AgenciaUno

Esa intención también quedó demostrada en la puesta en escena que los británicos originarios de Sheffield realizaron, con algunas revoluciones menos, de temas como "Brianstorm", "I Bet You Look Good on the Dancefloor", "Teddy Picker" y "Dancing Shoes", de sus dos primeros discos.

Sumado a eso, a diferencia de anteriores visitas, en esta oportunidad el líder de la banda, Alex Turner, se mostró mucho más desenvuelto y lúdico en el escenario, conversando más –eso sí es nuevo-, cantando directamente al público y hasta soltando su guitarra para bailar y simular peinarse el pelo.

Además, como si estuviera en un bar de los años '50, Turner probó nuevos estilos de canto más consistentes, como en "Cornerstone", en que prescindió de la melancolía original para convertirla en un relato que completó con frases sobre las hermanas de las que habla la historia. "Ninguna de las dos me dio sino amabilidad", agregó.

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Fotografía por Carlos Müller / Lotus

Con un total de 21 canciones el repertorio hizo un balance entre sus seis trabajos, con un espacio no menor para el más reciente, con "One Point Perspective", "The Ultracheese", "Tranquility Base Hotel & Casino" y "Four Out of Five", interpretadas junto a un piano, que se convirtieron en los momentos más serenos del show y en una especie de llamado al público a hacer un cambio en la disposición y, sobre todo, a escuchar.

Con un sonido impecable y el mejor de las tres visitas, el concierto del domingo en la noche es una nueva muestra de cómo Arctic Monkeys está evolucionando de los valores por los que eran conocidos, como el rock rápido con ritmos agitados, y que su búsqueda apunta hacia los nuevos sonidos que la hagan trascender más allá del estallido de las bandas indie de mediados de los 2000.