Carolina se casó pensando que todo cambiaría. Pero las agresiones que comenzaron el pololeo fueron creciendo.
Jueves 7 de julio de 2016 | 09:59
La llamaremos Carolina. Es una mujer que pidió reservar su identidad para poder entregar su duro testimonio sobre su marido, un uniformado quien la habría agredido durante aproximadamente 20 años en un mundo lleno de comodidades.
Las conductas violentas habrían comenzado en el pololeo con el carácter fuerte de su pareja quien por primera vez -después de 5 meses de conocerse- le daba una cachetada tras cambios de actitud muy drásticos que asegura, llegó a cuestionarse si ella tenía la culpa o no.
Los celos eran extremos. Su matrimonio era marcado por las apariencias, en los eventos de alto estratos sociales por su trabajo de uniformado. De punta en blanco, sin embargo, si llegaba muy atractiva era castigada como culpable de las miradas de otros pero no solo eso, sino que incluso llegó a cuestionar su paternidad.
Carolina hoy piensa que no estaba enamorada y que tal vez confundió el hecho de salir de su casa para ser feliz fuera de un ambiente que ella pensaba que era autoritario. "Mi papá no fue a mi matrimonio porque era muy sabio. Te juro que dijo que yo iba a sufrir con ese hombre y que por eso no fue", dijo la afectada.
Asegura que fueron dos décadas de violencia y agresiones que terminó con la amenaza del uniformado con su pistola en la mano e incluso con una bala lista para disparar.
Su madre la ayudó para que tomara consciencia y decir "basta". "El día de la separación fue la primera vez que yo me atreví a decirle todo en la cara. Y llamé a mis hijos para decirle todo y mi hijo mayor me dijo que no era necesario que le dijera", aseguró Carolina.
